aturaremagazine
ARTIUM
Actualizado: 12 dic 2020
Fotografía: Esse // @im_esse
Texto: Maya Taylor García // @mayataylorgr

Los museos contienen en su interior gran parte de la historia del arte y con ella las diferentes culturas que la crearon. Su finalidad, conservar, investigar, comunicar, exponer o exhibir todo tipo de colecciones, desde los museos más grandes con las piezas más valiosas, hasta un pequeño museo en un remoto pueblo que expone fotografías antiguas de su historia concreta. La pérdida de un museo significa perder un trocito de historia. En la época antigua, y no tan antigua, cuando un pueblo invadía otro tendía a erradicar todas las formas de cultura previas, libros, obras de arte, esculturas... Al fin y al cabo, tanto el arte como las fábulas, los mitos, las historietas y los refranes transmiten un conocimiento que difícilmente podríamos obtener si no los conociéramos. De hecho, las pinturas rupestres dicen tanto de las culturas que las pintaron, que hemos sido capaces de reconstruirla sin necesidad de una historia escrita. Además, la historia reflejada en documentos oficiales, que durante muchos siglos fueron los únicos existentes, no los escribía el pueblo llano, sino más bien una élite, que como su propio nombre indica, contaba con unos privilegios que la mayoría no tenía. Durante siglos la cultura, el arte, la lectura, fueron cosas de esas élites. Hoy en día, en el mundo occidental, casi todas las personas tenemos la suerte de poder acceder a ella.

QUEDA MUCHO POR DELANTE: OROI
La exposición Oroi nos enfrenta a la Colección de Artium como una imagen de la memoria, múltiple y compleja del presente. Memoria que nos constituye como personas, que da cuerpo al lenguaje y a la representación, al tiempo y al documento, al enigma y la sospecha. La exposición brinda herramientas de análisis que abordan la memoria desde diferentes implicaciones sociales y culturales en su relación con la historia, la economía o el poder.
El proyecto parte de la necesidad de analizar los valores intrínsecos de la memoria adherida a esos objetos que llamamos obras de arte; cómo se constituye la riqueza de una colección y, especialmente, cómo mantener la complejidad, la intensidad y el enigma encerrados en ese patrimonio en un contexto en el que los diferentes estamentos políticos, económicos, culturales y de ocio tienden a la simplificación, a la univocidad en el discurso, poniendo en crisis el sistema de valores sustentado en la pluralidad, la libertad de pensamiento, el conocimiento y la crítica.

MUNTADAS
"Muntadas. Elkarrekiko loturak, interconexiones, interconnessioni" es la primera muestra que se realiza en el País Vasco dedicada a la obra de Antoni Muntadas (Barcelona 1942). Premio Nacional de Artes Plásticas en 2005 y Premio Velázquez en 2009, Muntadas ha participado en todas las grandes citas internacionales de arte contemporáneo y ha sido uno de los artistas representantes del pabellón español en la Bienal de Venecia 2005. Paralelamente, ha desarrollado una intensa labor docente en centros tan representativos como el Massachusetts Institute of Technology (MIT), la Universidad de California en San Diego, la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de París y el Instituto Universitario de Arquitectura del Véneto (IUAV).

El título de la muestra, "Muntadas. Elkarrekiko loturak, interconexiones, interconnessioni", parte de una frase de Mark Wigley que define al artista como «una ciudad, más que una persona, una red de espacios de intercambio que funciona a lo largo de períodos prolongados, más que un individuo», y hace referencia al papel de viajero nómada e infatigable networker desempeñado por Muntadas a lo largo de su extensa carrera artística.
Desde los años 70, el trabajo de Muntadas viene solicitando atención y posicionamiento sobre temas como la globalización, el capitalismo transnacional, la microfísica del poder, la construcción del miedo, los dispositivos de control, las relaciones público-privadas, los procesos que manipulan la comunicación y la producción de información.